Biden ratifica con su firma el bloqueo: el genocidio contra Cuba se prolonga

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El bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, ilegal e inhumano para la mayoría de las personas en el mundo, inexistente solo para el clásico «ciego que no quiere ver», año tras año es ratificado por los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca.

No podía hacer menos la actual administración. Consecuente con la política establecida desde el 3 de febrero de 1962, por la administración Kennedy, el actual mandatario, Joe Biden, rubricó la extensión, por otro año, de la llamada Ley de Comercio con el Enemigo, base del bloqueo contra Cuba.

En el documento oficial, el presidente instó a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a hacer cumplir esta medida sancionatoria contra la economía cubana, y enfatizó que su continuidad unilateral «es de interés nacional» de EE. UU., falsedad que no necesita explicación alguna.

El draconiano acto de guerra, diseñado para rendir por hambre y sumir en la miseria a todo un pueblo, ha sido reforzado a lo largo del tiempo con otras leyes estadounidenses, como la Torricelli, de 1992; la Helms Burton, de 1996, y el rosario de medidas dictadas por la Casa Blanca durante la administración de Donald Trump.

No hay cubano que no sufra el impacto de esa política, que afecta la cotidianidad de cada familia. El bloqueo está detrás de cada medicamento que falta, de la termoeléctrica que se detuvo, del transporte carente de piezas de repuesto, del proyecto social que no se pudo ejecutar…

Joe Biden, quien proclamó un día «estar al lado del pueblo cubano», acaba de ratificar una vez más el genocidio contra ese pueblo. Continuador de la hostilidad y cómplice del crimen, estampó su firma para la historia de una política obsoleta, rechazada por la mayoría de la comunidad internacional.

(Con información de Granma)

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