Crecen presiones para que EEUU detenga agresión de Israel
La posición del presidente estadounidense, Joe Biden, sobre los intensos bombardeos de Israel contra Palestina está bajo fuertes interrogantes, en momentos en que el gobierno de Tel Aviv intensifica sus operaciones punitivas.
Biden hizo anoche un tibio llamado a un alto al fuego en el conflicto, sin usar la palabra ‘inmediato’, después que el secretario de Estado Antony J. Blinken defendió la renuencia de Washington a unirse a otros miembros del Consejo de Seguridad de la ONU en una declaración.
El pretexto del jefe de la diplomacia norteamericana es que una exigencia de ese tipo dañaría supuestos ‘esfuerzos intensos pero privados’ que según el alto funcionario se realizan para persuadir a Israel y Hamas de que establezcan una tregua, en lo que de hecho constituye ya la primera crisis internacional de gran envergadura para la administración demócrata.
En ese contexto, la inacción en general del jefe de la Casa Blanca llegó al punto de molestar a muchos de sus aliados en Europa y otras regiones, a pesar de que la negativa a condenar a su principal socio estratégico en el Medio Oriente ya resulta algo habitual en el mecanismo de poder estadounidense.
Los ataques israelíes provocaron la muerte de al menos 212 palestinos hasta el lunes, incluidos 61 niños, 36 mujeres y 16 ancianos, mientras mil 400 resultaron heridos y la batalla de nueve días creó una catástrofe humanitaria que afecta ese territorio costero de aproximadamente dos millones de personas, destaca este martes el diario The New York Times.
La diplomacia del presidente Biden para poner fin a la violencia protagonizada por Israel aumenta además la preocupación de los defensores más feroces de Israel en el Capitolio, y algunas agrupaciones judías estadounidenses rompen el consenso casi completo de apoyo a Tel Aviv que prevaleció en Washington durante décadas, señala por su parte el periódico The Hill, especializado en temas legislativos.
Entretanto, los senadores Chris Murphy (D) y Todd Young (R), figuras clave del comité con jurisdicción sobre el Medio Oriente, también emitieron un llamado bipartidista para alcanzar un alto al fuego ‘rápidamente y que se adopten medidas adicionales para preservar el futuro de los dos estados’.
El líder de la mayoría en el Senado, Charles Schumer (D), se pronunció el lunes a favor de un alto al fuego inmediato, haciéndose eco de una petición similar por parte de 30 senadores de su mismo partido.
Por otra parte, unas 140 organizaciones progresistas en Estados Unidos emitieron una declaración en la que exigen al gobierno de Biden que denuncie al de Israel por crímenes de guerra contra el pueblo palestino por sus políticas de desplazamiento forzado y represión.
Fuentes allegadas al gobierno estadounidense citadas por The Hill señalan que Biden mantuvo hasta ahora al menos tres conversaciones telefónicas con Netanyahu y habló por separado con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, pero sus gestiones no tuvieron éxito.
En total se produjeron al menos 60 pláticas por esa vía entre altos funcionarios de la administración y sus respectivos homólogos israelíes y palestinos, así como contrapartes regionales.
En medio de estos ataques israelíes, el diario The Washington Post reveló la víspera que el gobierno estadounidense aprobó una venta de misiles guiados de precisión a Israel por 735 millones de dólares, lo que provocó protestas entre los legisladores demócratas, algunos de los cuales pidieron una pausa en la consideración de esa medida.
Según la versión del rotativo, que cita fuentes familiarizadas con el tema, la Casa Blanca espera la aprobación de la Cámara de Representantes, tras notificar al legislativo sobre esta venta el 5 de mayo, una semana antes de que se intensificaran las acciones violentas de Israel contra los palestinos.
De acuerdo con estadísticas oficiales estadounidenses, Israel es la nación que ha recibido mayor ayuda bélica norteamericana acumulada en los últimos 70 años, con un total hasta la fecha de 146 mil millones de dólares, y en la actualidad la asistencia anual rebasa los tres mil 800 millones de dólares.