Defender nuestra cultura es defender la Patria

Un himno redentor con su llamado «al combate, corred…», una ciudad por vez primera libre del yugo extranjero, y una historia que comenzó siendo mambisa para luego erigirse rebelde, nos recuerdan cada 20 de octubre por qué ha anidado en el sentir del pueblo cubano el orgullo tremendo de celebrar en esta fecha el Día de la Cultura Nacional.

Sin embargo, son muchas las razones para conmemorar y defender lo que también, en este caimán barbudo, entendemos como nuestra propia identidad.

Y es que, considerada escudo y espada de la nación, «savia de la libertad» y mezcla sublime de las más arraigadas raíces, la cultura cubana constituye una trinchera moral que enaltece la obra emancipadora de la Patria.

Para confirmarlo, basta con adentrarnos en el ajiaco auténtico y criollo que fraguó los cimientos de la nación, o con repasar el empuje cultural desde el triunfo revolucionario de enero de 1959, con el protagonismo de artistas, creadores, historiadores e intelectuales que han sabido tocar, por igual, el «alma» de las comunidades montañosas como de las ciudades; que han arrancado aplausos enardecidos tanto en teatros como en barrios intrincados; o que han puesto en lo más alto de un escenario internacional las cuatro letras de su pequeña Isla.

A esa cultura, que se ha extendido como símbolo de un país, a la educación, al deporte y a la medicina, nos la quieren arrancar del pecho con invitaciones, desde la escena virtual, al olvido histórico y al desapego de los valores forjados por la Revolución.

Son los enemigos de siempre, empeñados –en medio del complejo escenario que enfrenta Cuba con el recrudecimiento del bloqueo y el impacto de la COVID-19– en dirigir sus laboratorios de subversión contra el corazón mismo de la Patria: su cultura.

Frente a esta guerra no convencional, en la que se defiende, sobre todo el presente y el futuro de la nación, el Primer Secretario del Partido y Presidente Díaz-Canel ha dejado claro cuál es la posición de nuestro pueblo.

Dentro de la Revolución, ha dicho, «sigue existiendo espacio para todo y para todos, excepto para quienes pretenden destruir el proyecto colectivo… En la Cuba de 2021 no hay cabida para los anexionistas ni para los mercenarios del momento».

 

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