Esos Héroes de carne y hueso
Los que miran con ojos buenos a Cuba estarán este día especial de julio contagiados con la tremenda energía que llegó a todas partes desde los jardines del antiguo Cuartel Moncada, sitio sagrado de la historia que rindió honores a la Generación del Centenario.
Una ceremonia a la altura de los tiempos nuevos, con la bien lograda tecnología del vídeo mapping incluida, trajo el rostro de Abel Santamaría, tan joven y tan líder, la imagen de José Luis Tasende, recostado a una pared en el calabozo, ensangrentado, pero con aquella mirada inolvidable desafiando al dictador que le arrebataría la vida, también las huellas de los disparos en la fachada del inmueble no dejan dudas de los hechos después de 70 años.
Los que no miran bien a la Isla estarán ahora mismo, una vez más, revolviéndose en el odio, porque la heroica ciudad de Santiago de Cuba se esmeró para celebrar la efeméride, convocó a sus hijos ilustres, los adoptivos, los que desandan sus calles todos los días y enfrentan los tiempos con mala o buena cara, se toman una botella de ron, hacen una cola y van a las montañas a cosechar café.
En primera fila habitaron esos héroes de carne y hueso, los que siguen de verde olivo para honrar a sus compañeros, rostros curtidos por el paso y el peso de los años, mentes claras e imprescindibles, conspiradores permanentes, fundadores de caminos.
Raúl y Ramiro, los jóvenes que llegaron de los primeros a la mañana de la Santa Ana, volvieron tan indómitos como la ciudad que los acogió aquel amanecer; el Moncada se vistió de orgullo y Fidel los acompañó todo el tiempo con esa confianza tan de él.
Los que miran con buenos ojos a Cuba quedaron entre los santiagueros, otros no consiguieron llegar, sin embargo enviaron mensajes, escribieron posts, compartieron recuerdos. Los que miran mal, tendrán que conformarse con saber que Cuba sigue en pie, que el Presidente dejó dicho con total transparencia que todavía quedan Moncadas por asaltar, y hay otros, muchos héroes de carne hueso.
(Con información de ACN)
