Fidel en III Congreso PCC: Seguir trabajando y luchando arduamente, cualesquiera que sean las dificultades
Puesto que ustedes insisten, ya vengo aquí a esta tribuna para hablar aunque sea dos minutos. No puede haber dos resúmenes de acto. Y además, realmente el compañero Armando ha expuesto en forma brillante los criterios del Partido sobre el periodismo.
A fuer de hombre sincero, debo decir que la tarea no es fácil, porque todos estamos conscientes de que en este campo falta mucho todavía por hacer y por avanzar. A fuer de sincero, debemos decir que todavía nuestro propio Partido no ha profundizado ampliamente en esta cuestión. Tendrá que hacerlo, y lo hará.
A fuer de honestos, debemos decir que todavía no tenemos una respuesta para todas las preguntas, ni una solución para todos los problemas. Pero al menos estamos conscientes de eso, y estamos decididos en este terreno a avanzar exitosamente, como hemos avanzado en otros muchos.
Nuestro Partido no subestima en lo más mínimo el trabajo de los periodistas, nuestro Partido está consciente de su extraordinaria importancia; y en el desarrollo de la excepcional tarea que tienen ustedes, tendrán de aliado al Partido. Y nuestra sociedad y nuestro pueblo aprecian y comprenden la tarea compleja, delicada y decisiva que tiene nuestra prensa revolucionaria.
Y en estos días, mientras ustedes celebraban el Congreso, nosotros no pudimos participar más directamente porque en realidad coincidió la celebración del Congreso con el análisis del Plan Económico de 1975, que nos tuvo a todos nosotros —los miembros del Buró Político, del Secretariado, los compañeros del Comité Ejecutivo y los Ministros—, a todos, trabajando muy intensamente en todo esto. No sé si será por eso que decía Armando lo del acceso a la información: que nadie sabe que nosotros hemos estado reunidos durante una semana completa, una infinidad de horas, trabajando en estas complejas tareas de la economía, y discutiendo detalle a detalle todo el plan económico de 1975, ¡con lo que significa este trabajo en el socialismo! Porque en el capitalismo eso lo hacían los capitalistas, y cada uno planificaba lo que le daba la gana y hacía lo que le daba la gana y despilfarraba como le daba la gana; y en el socialismo eso tiene que hacerlo la dirección del Estado y la dirección del Partido, y ocuparse minuciosamente de todas estas tareas. Y si se despilfarra, ya no será un despilfarro individual, sino un despilfarro colectivo. Pero al menos hacemos todo lo posible por cumplir nuestro deber de la forma más eficiente, y por organizarlo todo de la manera más adecuada y despilfarrar lo menos posible.
Pero coincidió precisamente esta fecha de nuestro trabajo y de nuestro programa el Congreso, y por eso nosotros no pudimos estar más atentos al desenvolvimiento del Congreso. Incluso, ahora tenemos que aprovechar para informarnos lo más posible sobre las tesis, sobre los materiales y sobre los resultados de las discusiones. Y lo haremos.
Armando hablaba del futuro y de que el futuro pertenece al socialismo. Y quizás pocas veces nos demos cuenta de lo exigente que será, cada vez más, nuestra sociedad; exigente con los cuadros, exigente con los dirigentes, exigente con los periodistas, exigente con todo. Porque si ustedes toman en cuenta la colosal revolución educacional que está teniendo lugar en nuestra patria, la sed de conocimientos y de estudios, la cantidad de personas que en este país asiste a escuelas, cursos y actividades culturales de todas clases, se podrá tener una idea de lo que exigirá de nuestra prensa la sociedad del futuro; una sociedad con una cultura infinitamente superior a aquella que nos encontramos al triunfo de la Revolución. Y eso se observa en todo.
Armando decía que los periódicos no alcanzan, y es verdad que los periódicos no alcanzan; aunque se edite un millón de Granma y cientos de miles de Juventud Rebelde, no alcanzan. Y ya la edición de libros está por varias decenas de millones —claro que una gran parte destinada a la educación—, pero los libros no alcanzan; las imprentas no alcanzan y el papel no alcanza. Y las necesidades son cada vez mayores en todos los sentidos: de libros, de revistas, de todo.
Y una de las cosas que nos preocupa en estos tiempos es precisamente crear la base material para el desarrollo de nuestras actividades educacionales, culturales, del futuro; cómo disponer de suficiente papel, cómo disponer de suficientes imprentas. Y en un momento dado, tendremos que plantearnos también la modernización de nuestras imprentas, que sabemos que tecnológicamente se nos han ido quedando rezagadas, atrasadas. Y algún día tendrá que llegar todo eso.
Pero ustedes saben que llegará y se atenderá; porque dentro del inmenso mar de nuestras necesidades, lógicamente hoy tenemos que estar priorizando unas cosas y otras cosas. Y llegará el día también en que se prioricen las necesidades tecnológicas de nuestra prensa.
De todas formas, si trabajamos bien, si hacemos las cosas como debemos, nosotros estamos seguros de que nuestra prensa y nuestro periodismo, al igual que la Revolución, tendrán en el futuro un gran porvenir, y que el trabajo de nuestra prensa revolucionaria será cada vez más importante, más decisivo, en la medida en que nuestro pueblo será —como decíamos— cada vez más exigente.
Si voy a decir en dos palabras el sentimiento que queremos transmitirles en este instante, es en primer lugar expresarles nuestra satisfacción por el entusiasmo con que ustedes trabajaron en este Congreso, por la confianza que ustedes han tenido en la Revolución, por la comprensión que ustedes han tenido para las limitaciones que objetivamente hemos tenido durante estos años y por la extraordinaria confianza que ustedes tienen en el porvenir.
¡Nuestra más sincera felicitación a todos! ¡Y nuestra más fraternal exhortación a seguir trabajando y luchando arduamente, cualesquiera que sean las dificultades actuales!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!