Nuevas partes de un show del que todos los oportunistas quieren sacar tajadas

«Pa’ la calle. Ahora mismo se están concentrando en el parque de enfrente de la terminal de trenes en La Habana Vieja. Llegó ese momento».

Así arengaba Anamely Ramos González, desde México, hace solo unos días, mientras posteaba una foto tomada quién sabe cuándo, de un sitio donde, aquella tarde, no había nadie.

Faltando por enésima vez a la verdad, otra de las figuras más visibles de esa farsa mediática que –ya se sabe– es el autotitulado Movimiento de San Isidro, proseguía la puesta en escena del guion concebido por quienes le pagan.

Al igual que Luis Manuel Otero Alcántara, el huelguista de hambre que pudiera entrar al libro de
Récords Guinness, con una hemoglobina de 16.8, después de, según él, «ocho días sin probar alimentos», Anamely también cumple indicaciones de «otra madrina» que guía sus pasos, de forma paralela, y financia su «lucha», desde allá, por «la libertad» de Cuba.

En su caso, se trata de Micaela Hierro Dori, calificada como agente de los servicios especiales estadounidenses, con una activa participación en la organización de foros y eventos subversivos contra países como Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Tras la fachada de presidenta de la ong Cultura Democrática, subcontratista de la ned (Fundación Nacional para la Democracia), Hierro Dori ha visitado Cuba en tres ocasiones, como emisaria para abastecer a la contrarrevolución con dinero y medios técnicos.

A través de su organización, ha financiado varios proyectos que han tenido a Anamely como coordinadora, dedicados, entre otras cuestiones, a organizar campañas a favor de Luis Manuel Otero Alcántara, y a costear la publicación en medios subversivos, de artículos sobre la vida de este.

Además, promovió otras iniciativas para atraer a los jóvenes, y a artistas e intelectuales que trabajan parcial o totalmente independientes de las instituciones estatales.

Disponibles en varias plataformas digitales, (http://razonesdecuba.cu, https://www.canalcaribe.icrt.cu), para quien desee ahondar en ellos, los proyectos de Cultura Democrática ponen una vez más al desnudo las verdaderas motivaciones de los nuevos artífices de la contrarrevolución financiada desde el exterior.

Solo para uno de esos proyectos, con el título Promoviendo la libertad de expresión a través del arte, sus coordinadores solicitaron nada más y nada menos que 60 486 dólares.

Sin embargo, las arengas que, vía internet, se gasta la ahijada de Hierro Dori, en las cuales lo mismo exhorta a los habaneros a concentrarse frente a la terminal de trenes, que a marchar hacia San Isidro, no son del agrado de otros protagonistas de la farsa.

Karla Velázquez, la jefa del Programa Cuba, del Instituto Nacional Demócrata (ndi, por su sigla en inglés), y quien fuera la primera en asumirse como «madrina», pero de Luis Manuel Otero, afirmaba, en un audio difundido en la noche de este lunes por el Noticiero de la Televisión Cubana, no soportar la actitud de Anamely.

«Por favor, que deje el ego, que todo el mundo está trabajando», se le escuchó decir.

Y es que las discrepancias, las ansias de protagonismo y la sed de poder, no son nada nuevo en torno al inflado Movimiento San Isidro. Ellos mismos se han encargado de difundirlo a los cuatro vientos en sus publicaciones y en sus transmisiones en directo en la red de redes. El viejo refrán de que «el dinero no tiene amigos», nunca se ajustó mejor a la realidad.

No obstante, por más poco creíbles que parezcan estos métodos, frente a una Revolución que ha sobrevivido durante más de seis décadas al acoso de Washington y a sus sirvientes en la Isla, ellos no son los únicos que se aferran a esta simulación.

El Noticiero de la Televisión Cubana reveló que también el denominado Grupo 27 n, encabezado por la artista Tania Bruguera, con un largo historial de provocaciones, organiza una huelga de hambre y trabaja «secretamente» en las demandas que realizarán.

Como si el gran papelazo de Luis Manuel Otero, con sus 16,8 de hemoglobina, tras ocho días de falsa inanición, no lo hiciera suficientemente patético, el show, al parecer, tendrá otras partes.

 

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