ONU advierte que Afganistán se enfrenta a una “catástrofe humanitaria”

La responsable del Programa Mundial de Alimentos de la ONU en Afganistán, Mary-Ellen McGroarty, ha advertido desde Kabul de que la falta de alimentos por la sequía y el colapso económico ‘inminente’ al que se enfrenta el país, aislado con la vuelta de los talibanes al poder, puede llevar a una ‘catástrofe humanitaria’.

La realidad de los afganos ya era precaria antes de que los talibanes tomaran el poder el pasado 15 de agosto. La severa sequía que afecta al país ha disparado los precios de los alimentos. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) calcula que la falta de agua arruinó alrededor del 40% de la cosecha de trigo. La precaria situación hace que el nuevo régimen dependa también de la ayuda exterior.

“La situación en la que estamos en este momento es absolutamente horrenda y podría transformarse en una catástrofe humanitaria”, ha advertido McGroarty desde Kabul en entrevista telemática con Reuters.

Millones de afganos pronto podrían morir de hambre debido a la combinación del conflicto, la sequía y la COVID-19, ha advertido la institución, que ha advertido de que con las necesidades crecientes se puedan quedar sin su principal suministro, la harina de trigo, a partir de octubre y ha apelado urgentemente a lograr 200 millones de dólares (168 millones de euros) para poder financiar sus actividades en el país.

“En el contexto actual no existen redes nacionales de seguridad… Desde el 15 de agosto, hemos visto la crisis crecer y acelerarse ante el inminente colapso económico al que se dirige el país”, ha agregado McGroarty. Desde la toma del poder de los talibanes, los funcionarios públicos no han recibido su salario, la moneda se ha depreciado y los ciudadanos solo pueden retirar del banco 200 dólares semanales (168 euros).

Recordando la sequía de 2017-2018 en Afganistán, McGroarty lamenta que: “La gente se enfrentan de nuevo sin comida en la despensa, sin comida para poner en la mesa, de tener que vender el ganado o lo poco que tienen para intentar sobrevivir”.

La ayuda exterior sigue siendo necesaria, está por ver cómo se va a gestionar la relación con el nuevo régimen. “Los talibanes dependen de la ONU y lo saben. Ellos no pueden alimentar a la población”, ha dicho a la agencia británica un funcionario que ha trabajado en Afganistán, pero que pidió no ser identificado.

El programa de alimentos mantiene sus operaciones en Afganistán y ha importado alimentos desde Uzbekistán y Pakistán, con la que han ayudado a 200.000 personas en las últimas dos semanas, a la espera que se reabra el puente aéreo a Kabul.

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