Otra vez al desnudo los «enlaces» entre el Gobierno de EE. UU. y los títeres para la subversión en Cuba

Una publicación del sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en referencia a detalles ofrecidos por Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos de la Cancillería, recuerda que «el Congreso de Estados Unidos aprueba cada año cerca de 50 millones de dólares en el presupuesto federal para dedicarlos a interferir en los asuntos internos de Cuba»

El Gobierno de Estados Unidos –ese mismo que pretende poner en tela de juicio a Cuba respecto a su política de enfrentamiento al terrorismo– escuda, en personajes de poca monta, su amplio activismo para financiar, organizar y promover los intentos que buscan subvertir el orden interno en la Mayor de las Antillas.

Así lo demuestran evidencias publicadas este jueves en el Noticiero de la Televisión Cubana, según las cuales Karla Velázquez Figuera, la nombrada «madrina» del grupúsculo contrarrevolucionario autodenominado Movimiento San Isidro, y jefa del Programa Cuba del Instituto Nacional Demócrata, se reveló como enlace entre funcionarios del Gobierno norteamericano y sus asalariados en nuestro país.

De acuerdo con el análisis presentado por el periodista Humberto López, desde el pasado 12 de mayo Karla Velázquez se encargó de realizar una convocatoria para sumar participantes a una reunión virtual y «privada» con funcionarios del Departamento de Estado de EE. UU., que se efectuó el día 25 de este propio mes.

En el texto con las indicaciones y preguntas que servirían de preparación previa al encuentro, «la madrina» precisó que «los responsables políticos bajo la nueva administración están en un proceso de consulta con varias partes interesadas respecto a la política de Estados Unidos hacia Cuba».

Aclaró que participarían en la llamada virtual algunos funcionarios en cargos de liderazgo dentro del Departamento de Estado en Washington, quienes pretendían recopilar criterios sobre las principales oportunidades –si las hubiera– con respecto a la relación entre EE. UU. y Cuba, los posibles cambios de la política hacia la Isla, y otras propuestas para desarrollar proyectos subversivos.

Como parte de las acciones que delatan claramente los vínculos entre activistas contrarrevolucionarios cubanos y organizaciones financiadas por Estados Unidos, se reveló un correo electrónico –disponible en el sitio web Razones de Cuba, en el que Tania Bruguera intercambió preocupaciones de su «Movimiento» con Gabriel Constancio Salvia, director del Centro para la Apertura y Desarrollo de América Latina (Cadal).

Esta organización, con sede en Argentina, recibe una parte de su dinero de la Fundación Nacional para la Democracia (NED), la cual, a su vez, obtiene sus fondos del Congreso norteamericano.

De hecho, el prestigioso diario argentino Página 12 calificó a Cadal como «una base de operaciones anticastrista, que recibe financiamiento de entes ligados a la CIA».

Su director, Gabriel Constancio, carga con un enlodado historial, en el que destaca su intento de armar, en 2014, un show mediático que incluía disturbios, protestas y manifestaciones, para sabotear la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que se desarrolló en La Habana.

Este personaje, junto a Tania Bruguera, Karla Velázquez y otros «representantes», son los rostros visibles de la política hostil que el Gobierno de EE. UU. pretende maquillar como supuestos agentes de cambio, cuando en realidad actúan solo bajo sus órdenes.

Una publicación del sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en referencia a detalles ofrecidos por Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos de la Cancillería, recuerda que «el Congreso de Estados Unidos aprueba cada año cerca de 50 millones de dólares en el presupuesto federal para dedicarlos a interferir en los asuntos internos de Cuba».

 

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