Soberana, la ventaja de contar con una plataforma tecnológica sólida
Para la doctora en Ciencias Belinda Sánchez Ramírez, directora de Inmunología e Inmunoterapia del Centro de Inmunología Molecular (CIM), es preciso señalar que “tan temprano como desde el inicio de la pandemia en el país, el Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba (BioCubaFarma) volcó sus esfuerzos, dada la experiencia y las plataformas vacunales que existen, no solo en algunas instituciones para vacunas virales, sino en otros centros para vacunas contra bacterias, e incluso instituciones que tenían plataformas para vacunas contra cáncer.
“Independientemente de ese contexto, Cuba tiene su propia soberanía en el campo de la ciencia y cuenta con capacidad probada para desarrollar un proyecto tan ambicioso como ese”, dijo.
Para la directora de Inmunología e Inmunoterapia del CIM, “si algo ha caracterizado a este tiempo ha sido la integración entre los centros de investigación, pues ninguno ha podido avanzar en sus proyectos sin la colaboración con los otros centros”.
En el caso de los candidatos vacunales cubanos –precisó la científica–, el Instituto Finlay identificó muy pronto la necesidad de utilizar un antígeno, que es la mólecula encargada de provocar la respuesta específica en el individuo cuando es vacunado.
El CIM tiene, además, considerable experiencia en el campo de la inmunología, precisamente por su trayectoria en la producción de anticuerpos monoclonales y vacunas para el tratamiento del cáncer.
“El dominio de técnicas inmunoquímicas como la citometría de flujo y los ensayos Elisa (acrónimo del inglés Enzyme-Linked Immuno Sorbent Assay, ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas), nos permitió montar rápidamente ensayos analíticos que permitieron evaluar la calidad del antígeno vacunal, así como la calidad de la respuesta inmune inducida en modelos animales inmunizados.
“Estas mismas técnicas analíticas pueden aplicarse para evaluar la calidad de la respuesta inmune inducida en humanos cuando comience el ensayo clínico. La vacunación persigue inducir anticuerpos específicos por la proteína viral RBD, con capacidad neutralizante, lo que significa que dichos anticuerpos bloqueen la entrada del virus a la célula hospedera”, explicó Sánchez Ramírez.
“Todas esas técnicas se montaron en el CIM y hoy contamos con una batería de técnicas analíticas que van a permitir sustentar también el desarrollo biotecnológico en este momento de la COVID-19”, precisó.
Tanto el área de investigaciones como la de desarrollo y calidad del CIM se involucraron inmediatamente en este proyecto. “Nos hemos dedicado completamente a la vacuna contra la COVID-19, lo cual nos ha permitido avanzar muy rápido. Ha sido una nueva forma de trabajar, que le ha permitido a la gente ganar en experiencia”, apuntó la directora de Inmunología e Inmunoterapia de la institución habanera.
Todas las vacunas que han ido tan rápido, deben sus progresos a que se han montado en plataformas tecnológicas, dijo la científica. Foto: Cortesía de la entrevistada.“La palabra plataforma tecnológica es muy importante en todo esto”, insistió.
Todas las vacunas que han ido tan rápido, deben sus progresos a que se han montado en plataformas tecnológicas. “Es decir, que la mayor parte de lo que lleva el componente vacunal ya había sido usado como vacuna para otras enfermedades. Las agencias regulatorias ya tienen expedientes que demuestran que no es tóxico, a partir de modelos en animales y en humanos. De manera que lo único nuevo que se está incorporando es la proteína del virus, y eso acortó mucho la posibilidad de llegar a la clínica”.
El CIM tiene la plataforma de producción de proteína recombinante en células de mamíferos, con plataformas de biología molecular para esto, y cultivo celular. Además, cuenta con las capacidades productivas que van a permitir producir las dosis de vacunas que Cuba necesite, aseguró la experta.
Todas las baterías de exámenes como la citometría de flujo, los ensayos Elisa, entre otros, para evaluar las muestras de los pacientes, van a permitir acompañar el proceso de ensayo clínico, aunque muchas de estas pruebas no se van a hacer en el CIM, sino en otras instituciones como el Centro de Inmunoensayo.
“Hay que decir, además, que en el mundo la información científica sobre el SARS-CoV-2 ha estado disponible. Los artículos de ayer están accesibles hoy para toda la comunidad científica. Eso ha sido algo revolucionario también. Hoy no estamos teniendo que pagar para acceder a la información científica; por tanto, el nivel de actualización depende de que tengas la capacidad para buscar el tiempo para estudiar”, agregó.
Para Sánchez Ramírez, “gracias al uso que hemos hecho de esa información que sale diariamente en la literatura científica, hemos logrado, a nuestro juicio, hacer un buen diseño del producto y creemos en el éxito en este momento”.