Un cubano en el silencio, como en una trinchera

Un reconocimiento, ante todo, al ser humano, al doctor, al hombre que se ha definido a sí mismo como «revolucionario, martiano, fidelista»; el mismo que desde hace 25 años conjuga el verbo salvar vidas en un salón de operaciones con la acción de velar, desde el anonimato, por un bien mayor, la salvaguarda de la Patria.

Carlos Leonardo Vázquez González no es solo Fernando, el agente de los Órganos de la Seguridad del Estado, como recién conocimos, cuando hace apenas unas horas develó los vínculos que, por más de dos décadas, mantuvo con elementos contrarrevolucionarios, en el propósito de impedir la materialización de acciones desestabilizadoras y la subversión política en el país. Es también el especialista de primer grado en Medicina General y en Oncología, máster en Ciencias, que desde su consulta en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología se ha consagrado como un profesional digno, admirable.

No es de extrañar entonces que sus compañeros de salón, de noches de guardia, de docencia, estuvieran en el homenaje que, en nombre del pueblo de Cuba, se le hizo. Tampoco lo es que haya recibido ese reconocimiento en presencia del doctor José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública.

Orgullo y admiración son dos palabras que repiten quienes lo conocen y, ahora, al saber de la labor encubierta, sienten aún más respeto hacia su persona. Carlos sorprende, una vez más, cuando le escuchas decir que todavía tiene una deuda con la Patria, y que el mayor homenaje es a su pueblo, a la Revolución, al Comandante en Jefe Fidel Castro. Entonces se aquilata la humildad, cuán grande es la talla humana de este cubano.

Si alguien duda, basta recordarle la denuncia que hizo el doctor Vázquez González, en el programa Razones de Cuba, y que dejó al descubierto las intenciones reales –ni tan transparentes, aisladas o espontáneas, como quieren mostrar al mundo– de uno de los principales promotores de la marcha, por demás ilícita, promovida para el 15 de noviembre próximo en la Isla.

De Yunior García Aguilera –el nuevo rostro que carga en hombros la contrarrevolución–, aseguró que está buscando la confrontación entre las Fuerzas Armadas cubanas y el pueblo, «estamos viendo en él la creación y la actuación de un contrarrevolucionario», dijo, y dio fe de los programas internacionales para la formación de líderes que promuevan el cambio de régimen en Cuba.

La valiente denuncia del doctor, patriota cabal, puso en clara evidencia los nombres y las nuevas escaramuzas de esa vieja pretensión del Gobierno de Estados Unidos: derrocar la Revolución, un propósito de tan larga data como el tiempo que esta Isla ha resistido, indoblegable.

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